by Margarita Beneke de Sanfeliú (with inputs from Mario Chávez and Marjorie de Trigueros) In this blog for Southern Voice…
Lee en español aquí.
by Department of Legal Studies, FUSADES (Salvadorian Foundation for Economic and Social Development). Researcher: Oscar Pineda Rivas
On March 21st, 2020, the Salvadorian Ministry of Health declared a total restriction on the freedom to circulate and assembly, with a few exceptions. This happened as per the Executive Decree No. 12, titled: “Extraordinary measures for the prevention and containment to declare the national territory a zone subject to sanitary control, to contain the pandemic COVID-19,” (hereafter, the decree of domiciliary quarantine). The order states the cases in which circulation is allowed during the quarantine. But it does not clearly and coherently establish how these cases should be demonstrated to the authorities. It has caused a lot of confusion within the population, employees and employers. There is the concern that it has resulted in arbitrary detentions, which are being euphemistically called “retentions.” Without a doubt, it is necessary and urgent to undertake social distancing measures to slow down the threat of COVID-19. Yet, this should be done with minimum damage to basic rights.
Fundamental rights in times of pandemic
It can’t be denied that the authorities should take measures to fight the COVID-19 pandemic. Some of these actions can limit fundamental rights per the Constitution. However, the way in which these norms are emitted and applied cannot infringe on the rule of law, especially when this breaches rights as important as the freedom of movement. Likewise, any legislation should be equitable, proportional, and precise.
The dissemination of the ruling of domestic quarantine through the government’s social media channels was erratic. First, it was published, then suppressed, and then re-published. Besides, this all happened well after the first detentions. Similarly, guidelines for citizens have been ambiguous and sometimes incoherent. For example, how does someone prove that he/she is going to the supermarket? Or worse, how can authorities determine that a person went to the supermarket more than twice within the same week?
The most delicate part is that, given that the ruling touches upon fundamental rights, the consequences are unclear. For example: according to the decree of domiciliary quarantine, a person can be sent to a containment centre or back home, without specifying under which cases which measure would apply. Likewise, as reported in traditional and social media, in certain situations, the authorities do not have clear guidelines for when someone should be detained. It has happened that once a person was apprehended, the security forces did not know where to take him.
The declaration of domiciliary quarantine also uses the remission to a “containment centre” as a sanction for leaving the house without justification. The text of Article 5 states that: “The people who will be taken to containment centres for lacking the authorization to circulate…” The remission to a containment centre as a form of punishment is, in reality, an illegal detention, without the right to a hearing before a judge, and without a criminal offence. As established by the Health Code, in Article 281, in relation with Article 285, number 22: the sanction for violating any quarantine is a fine (and not detention).
Conclusions and Recommendations
Measures that restrict rights should be drawn up coherently. They also need to be communicated clearly, both to the authorities and citizens, so their application will not be arbitrary.
There should be strong differentiation between measures for containing the disease, and the consequences of disobeying restrictions on the right to assembly and of movement. The quarantine cannot be used to deprive citizens of their freedom through sanctioning and without legal controls.
El Salvador should be united to fight the emergency that the coronavirus presents. However, that does not imply that fundamental rights can be restricted, or, even worse, annulled, beyond what the Constitution permits. The restraint should be limited to what is strictly necessary. For this quarantine, the only rights that were limited are the rights to free movement, assembly, and the free choice of place of residence. The rights to due process and respect for the physical integrity of the people have not undergone any modification and, as such, should be respected by state authorities.
Text editor: Gabriela Keseberg Dávalos
Restricciones a libertad en El Salvador a causa de COVID-19 siempre deben ser justas y claras
Por Departamento de Estudios Legales de FUSADES, investigador encargado: Oscar Pineda Rivas
El Ministerio de Salud Salvadoreño declaró la restricción total de la libertad de circulación y reunión, salvo algunas excepciones, el 21 de marzo 2020. Para ello, fue emitido el Decreto Ejecutivo No. 12, titulado: “Medidas extraordinarias de prevención y contención para declarar el territorio nacional como zona sujeta a control sanitario, a fin de contener la pandemia COVID-19” (en adelante, decreto de cuarentena domiciliar). En él se enuncian los casos en los que se puede circular durante la cuarentena. Pero no se establecieron de manera clara, coherente y oportuna las vías para poder demostrarlo ante las autoridades. Esto ha generado mucha confusión en la población, trabajadores y empleadores, así como preocupación de que se lleven a cabo detenciones arbitrarias, llamadas eufemísticamente “retenciones”. No cabe duda de que es necesario y urgente tomar medidas de distanciamiento social para frenar la amenaza de COVID-19. Empero se debe buscar la mínima afectación posible a los derechos fundamentales
Derechos fundamentales en tiempos de pandemia
De ningún modo puede negarse que las autoridades deben tomar medidas para combatir la pandemia COVID-19. Algunas pueden limitar derechos fundamentales conforme a lo que señala la Constitución. Sin embargo, la forma en la que se emiten y aplican esas normas, no puede salirse del Estado de derecho. Sobre todo, cuando restringen derechos tan importantes como la libertad ambulatoria. Igualmente, deben ser equitativas, proporcionales y claras.
La difusión en redes sociales oficiales del decreto ejecutivo que contiene la cuarentena domiciliar fue errática. Primero se publicó, luego se suprimió, y finalmente se volvió a publicar. Además, ocurrió mucho después de que las primeras detenciones fueron realizadas. En ese mismo sentido, las indicaciones a la ciudadanía han sido ambiguas y, a veces, incoherentes. Por ejemplo, ¿cómo demuestra un miembro de la familia que va al supermercado? O peor aún, ¿cómo demuestra la autoridad, que una persona ha salido más de dos veces al supermercado en una misma semana?
Lo más delicado es que, tratándose de derechos fundamentales, no han quedado claras las consecuencias. A manera de ejemplo: según el decreto de cuarentena domiciliar, una persona puede ser remitida a un centro de contención o a su casa, sin especificar bajo cuáles razones se tomará una medida o la otra. Asimismo, se ha observado en los medios de comunicación y redes sociales que, en ciertos casos, los agentes de autoridad no tienen claro cómo decidir si una persona debe ser detenida o no. Incluso, cuando la detienen, no saben a dónde llevarla.
El decreto de cuarentena domiciliar también utiliza la remisión a un “centro de contención” como una sanción por salir de casa sin justificación. Textualmente dice en el art. 5: “Las personas que sean llevadas a los centros de contención por no estar autorizadas a circular…”. La remisión a un centro de contención a modo de castigo, es en realidad una detención ilegal, sin derecho a ser presentado ante un juez y sin que se le atribuya un ilícito penal. Según lo establece el Código de Salud en el art. 281, en relación con el art. 285, número 22, la sanción por violentar cualquier cuarentena es una multa, y no una detención.
Conclusiones y recomendaciones
Las medidas que restringen derechos deben ser redactadas de manera coherente. También necesitan ser comunicadas con claridad y de forma oportuna, tanto a las autoridades como a los ciudadanos, para que su aplicación no sea arbitraria.
Debe diferenciarse claramente entre las medidas que persiguen contener la enfermedad y las consecuencias de desobedecer las restricciones al derecho de reunión y circulación. No puede usarse la cuarentena como una privación de libertad con carácter sancionatorio y sin control judicial.
El Salvador debe estar unido para combatir con efectividad la emergencia por el coronavirus. Sin embargo, ello no implica que se puedan restringir derechos fundamentales más allá de lo que permite la Constitución y, en el peor de los casos, anularlos. La restricción se debe limitar a lo estrictamente necesario. En esta cuarentena, los únicos derechos que se han limitado son los de libre circulación, reunión y libre elección del domicilio. Los derechos al debido proceso y al respeto a la integridad física de las personas no han sufrido ninguna modificación y por ende deben ser respetados por el Estado.