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What Southern Voice’s State of the Sustainable Development Goals (SVSS) initiative found is that exclusion is highly context-dependent. Gender, a critical exclusion marker, is a perfect illustration of this. Gender issues are still the main determinants of access to quality education and decent work in many parts of the world. They cut across different patterns according to regions, countries and levels of education and training.

Although gender disparities are narrowing worldwide, there are still notable differences by world region and school age. Almost everywhere, primary-age girls are disadvantaged. There is an exception in Latin America and the Caribbean, where it is young boys who are more likely to be out of school. In sub-Saharan Africa, for example, girls of all ages are more likely to be excluded than boys. In primary school, 23% more girls than boys are out of school. In Asia, efforts are still necessary at the primary level, although on a smaller scale. Also here, girls are more likely to be out of school than boys. At the adolescent level, on the other hand, the situation is favourable for girls in South Asia and East and South-East Asia. Only Central Asia has promising statistics for boys. At upper secondary education, there are also significant disparities in favour of girls in East and South-East Asia.

Country-level analysis of access to quality education

A more detailed analysis at the country level shows different characteristics. In Nigeria, for instance, women are excluded from quality education. Only 19% of women can read compared to 32% of men. Further disaggregation shows that, for men, results are above the national average (24%) in all regions except for the Northeast. Women post results below the national average in all areas except the South.

In Peru, on the other hand, there is no negative gender gap between the performance of boys and girls of primary age. In high school, girls have an advantage in reading while in mathematics, they lag as they are 3.8% more likely to be left behind than boys.

In Bolivia, the gap between boys and girls is closing. The implementation of the education revolution generated a sharp drop in repetition rates from 7.3% in 2011 to 4% in 2017 for boys and from 4.8% to 2.1% for girls in the same period. Girls also have lower dropout rates in primary and secondary education.  It is only in higher education participation where a slight gender difference in favour of men, with 50.6% of women against 57.0% of male students appears.

Gender and access to the labour market

While girls are less likely to be left behind in education, gender disparities are pervasive in the labour market. In many parts of the world, women still earn less than men, are more likely to be unemployed and work in precarious conditions. In Peru, for example, being a woman is strongly associated with being left behind in decent work. It increases the probability of being NEET (Not in Education, Employment, or Training) by 10.7% and working precariously by 12.4%.

In India, discrimination based on sex can be observed at the household and workplace level. Informal practices and social norms play a crucial role in perpetuating this gender-based discrimination at both household and workplace levels. For example, obstacles to education linked to married life and motherhood can largely explain the decision by Indian women to participate or not in the labour force.

The case of Sri Lanka in the garment sector illustrates how gender in a specific context could be a factor of exclusion. Rural women living near export processing zones (EPZs) can organize collectively, even for night shifts. With the possibility of adapting to the work base posted in large companies and taking care of domestic tasks at the same time, these rural resident workers are in a much better position than migrant women.

Gender-based discrimination does not always affect women. In the case of Bolivia, for instance, young non-indigenous men living in urban areas are the group most often left out. Similarly, in Peru, depending on the subject, boys or girls are marginalized. Boys are left behind in reading while girls perform less in mathematics. Hence the importance of having disaggregated data to refine the analyses taking into account multiple dimensions (rural/urban, regional disparity, ethnicity, etc.).

Although gender-based exclusion is ubiquitous, it does not always produce the same results. In Peru, tremendous progress has been made in narrowing the gender gap. However, those who have completed their education are not always able to access a job, which highlights the fact that access to education may still result in a different kind of exclusion of opportunities. In India, even though gender-sensitive policies are in place, they are not effective because of social norms and cultural practices that place women in disadvantaged positions relative to men.

This quick overview highlights the importance of context in understanding exclusion phenomena in general and of gender in particular. One of the implications is to avoid generic “One Size Fits All” interventions. What is instead needed is the development of inclusion policies based on rigorous contextual analysis so that solutions are appropriate and effective.

Cómo el género resuena en distintos contextos alrededor del mundo

Por Ibrahima Hathie

La iniciativa “El estado de los ODS” (SVSS por sus siglas en inglés) de la red de centros de investigación, Southern Voice, descubrió que el grado de exclusión en una sociedad depende en gran medida del contexto. El género, un marcador crítico de exclusión a nivel mundial, es una ilustración perfecta de esto. Cuestiones de género siguen siendo principales determinantes para el acceso a una educación de calidad y a un trabajo decente. Se manifiestan siguiendo diferentes patrones según las regiones, los países y los niveles de educación y formación.

Aunque las disparidades entre géneros se están reduciendo en todo el mundo, sigue habiendo notables diferencias entre las distintas regiones y entre las edades de escolaridad. Prácticamente en todas partes, las niñas en edad de asistir a la escuela primaria están en desventaja. Existe una excepción: América Latina y el Caribe. Aquí son los niños varones los que tienen más probabilidades de no asistir a la escuela. En el África subsahariana, por ejemplo, las niñas de todas las edades tienen más probabilidades de quedar excluidas que los niños. En la escuela primaria, el número de niñas que no asisten a la escuela supera en un 23% al de los niños. En Asia, todavía es necesario realizar esfuerzos a nivel de la educación primaria, aunque en menor escala. Aquí también las niñas tienen más probabilidades de no ir a la escuela que los niños. En cambio, a nivel de la adolescencia, la situación es favorable para las niñas en Asia meridional y en Asia oriental y sudoriental. Sólo el Asia central tiene estadísticas prometedoras para los varones. En el Asia oriental y sudoriental, la enseñanza secundaria superior también presenta importantes disparidades a favor de las niñas.

Análisis del acceso a la educación de calidad a nivel de país

Un análisis más detallado a nivel de país muestra diferentes características. Estudiamos a dos países de Latinoamérica, dos de Asia y dos del África.

En el Perú no existe una diferencia negativa de género entre el rendimiento de los niños y las niñas en edad de asistir a la escuela primaria. En la escuela secundaria, las niñas tienen una ventaja en la lectura, pero quedan rezagadas en las matemáticas.  Tienen un 3,8% más de probabilidades de quedarse atrás que los niños.

En Bolivia, la brecha entre niños y niñas se está cerrando. La puesta en marcha de la revolución educativa generó una fuerte disminución de las tasas de repetición de curso. Pasaron del 7,3% en 2011 al 4% en 2017 para los niños y del 4,8% al 2,1% para las niñas en el mismo período. Las niñas también tienen menores tasas de abandono en la educación primaria y secundaria. Sólo en la enseñanza superior se observa una ligera diferencia de género en cuanto a participación a favor de los hombres, con un 50,6% de mujeres frente a un 57,0% de hombres.

En Nigeria, por ejemplo, las mujeres están excluidas de la educación de calidad. Sólo el 19% de las mujeres sabe leer, en comparación con el 32% de los hombres. Una mayor desagregación muestra que, en el caso de los hombres, los resultados están por encima de la media nacional (24%) en todas las regiones, excepto en el Noreste. Las mujeres presentan resultados inferiores a la media nacional en todas las áreas, excepto en el Sur.

Género y acceso al mercado laboral

Si bien es menos probable que las niñas se queden atrás en educación, las disparidades de género están muy arraigadas en el mercado laboral. En muchas partes del mundo, las mujeres siguen ganando menos que los hombres, tienen más probabilidades de estar desempleadas y de trabajar en condiciones precarias.

En el Perú, por ejemplo, el hecho de ser mujer está fuertemente asociado con el hecho de quedarse atrás en lograr obtener un trabajo decente. Aumenta la probabilidad de ser NiNi (ni estudios, ni trabajo, ni formación) en un 10,7% y de trabajar en condiciones precarias en un 12,4%.

En la India, la discriminación basada en el género puede observarse tanto en el hogar como en el lugar de trabajo. Las prácticas informales y las normas sociales desempeñan un papel crucial.  Perpetúan la discriminación basada en el género tanto en el hogar como en el trabajo. Por ejemplo, los obstáculos a la educación vinculados a la vida matrimonial y a la maternidad explican en gran medida la decisión de las mujeres en la India de incorporarse o no a la fuerza laboral.

El caso de Sri Lanka, el sector textil ilustra cómo el género en un contexto específico podría ser un factor de exclusión. Las mujeres rurales que viven cerca de las zonas francas industriales (ZFI) pueden organizarse colectivamente, incluso para los turnos nocturnos. Gracias a la posibilidad de adaptarse a los requerimientos laborales de las grandes industrias y de ocuparse al mismo tiempo de las tareas domésticas, estas trabajadoras residentes rurales están en una posición más ventajosa que las mujeres migrantes.

La discriminación basada en el género no siempre afecta a las mujeres. En el caso de Bolivia, por ejemplo, los hombres jóvenes no-indígenas que viven en las zonas urbanas son el grupo que queda de lado con mayor frecuencia. Del mismo modo, en el Perú, según la materia, los niños o las niñas son marginados. Los niños se quedan atrás en lectura mientras que las niñas rinden menos en matemáticas. De ahí la importancia de disponer de datos desagregados para perfeccionar los análisis teniendo en cuenta múltiples dimensiones (rural/urbano, disparidad regional, etnia, etc.).

Aunque la exclusión basada en el género sea omnipresente, no siempre produce los mismos resultados. En el Perú, se han hecho enormes progresos en reducir la brecha de género. Sin embargo, para muchos, el completar su educación no garantiza el acceso a un trabajo.  Esto realza el hecho de que el acceso a la educación todavía puede dar lugar a un tipo diferente de exclusión de oportunidades. En la India, si bien se han adoptado políticas sensibles a las cuestiones de género, éstas no son eficaces debido a las normas sociales y las prácticas culturales que colocan a las mujeres en posiciones de desventaja con respecto a los hombres.

Este rápido recorrido alrededor del mundo destaca la importancia del contexto para comprender los fenómenos de exclusión en general y del género en particular. Una de las implicaciones es evitar las intervenciones genéricas de “talla única“. Lo que se necesita, en cambio, es la elaboración de políticas de inclusión basadas en un análisis contextual riguroso para que las soluciones sean apropiadas y eficaces para cada caso.

Acerca del proyecto “El estado de los ODS” de Southern Voice

(SVSS por sus siglas en inglés)

La iniciativa “El estado de los ODS” de Southern Voice proporciona análisis basado en evidencias y recomendaciones para mejorar el logro  de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).Es una iniciativa única que reúne a investigadores de una docena de países para desarrollar conocimiento relevante a nivel global, a la vez de contextualizar las realidades nacionales. A través de esta iniciativa de investigación buscamos identificar los desafíos de “segunda generación” de la Agenda 2030 junto a las respuestas políticas para abordarlos. El programa recopila una amplia gama de perspectivas que suelen faltar en los debates internacionales. El objetivo de este informe es llenar un vacío de conocimiento, enriquecer las discusiones sobre los ODS y nivelar el campo de juego con nuevas voces del Sur Global.

Comment le genre résonne dans différents contextes

Par Ibrahima Hathie

L’initiative “L’état des ODD” (SVSS) de Southern Voice a constaté que l’exclusion est fortement dépendante du contexte. Le genre, marqueur critique de l’exclusion, en est une parfaite illustration. Les questions de genre sont toujours les déterminants principaux de l’accès à une éducation de qualité et à un travail décent dans de nombreuses régions du monde. Elles se manifestent dans différents schémas selon les régions, les pays et les niveaux d’éducation et de formation.

Bien que les disparités entre les sexes se réduisent dans le monde entier, il existe encore des différences notables selon les régions du monde et l’âge scolaire. Presque partout, les filles en âge de fréquenter l’école primaire sont défavorisées. Il existe une exception en Amérique latine et dans les Caraïbes, où ce sont les jeunes garçons qui sont le plus souvent déscolarisés. En Afrique subsaharienne, par exemple, les filles de tous âges sont plus susceptibles d’être exclues que les garçons. À l’école primaire, les filles sont 23 % plus nombreuses que les garçons à ne pas être scolarisées. En Asie, des efforts sont encore nécessaires au niveau du primaire, bien qu’à une échelle plus réduite. Ici aussi, les filles sont plus susceptibles de ne pas être scolarisées que les garçons. Au niveau des adolescents, en revanche, la situation est favorable aux filles en Asie du Sud et en Asie de l’Est et du Sud-Est. Seule l’Asie centrale présente des statistiques prometteuses pour les garçons. Au niveau de l’enseignement secondaire supérieur, il existe également des disparités importantes en faveur des filles en Asie de l’Est et du Sud-Est.

Analyse de l’accès à une éducation de qualité au niveau des pays

Une analyse plus détaillée au niveau des pays montre différentes caractéristiques. Au Nigeria, par exemple, les femmes sont exclues d’une éducation de qualité. Seulement 19% des femmes savent lire contre 32% des hommes. Une désagrégation plus approfondie montre que, pour les hommes, les résultats sont supérieurs à la moyenne nationale (24 %) dans toutes les régions, sauf dans le Nord-Est. Les femmes affichent des résultats inférieurs à la moyenne nationale dans toutes les régions, sauf dans le Sud.

Au Pérou, en revanche, il n’y a pas d’écart négatif entre les résultats scolaires des garçons et des filles en âge de fréquenter l’école primaire. Au lycée, les filles ont un avantage en lecture tandis qu’en mathématiques, elles sont à la traîne puisqu’elles ont 3,8 % de chances de plus d’être laissées pour compte que les garçons.

En Bolivie, l’écart entre garçons et filles rétrécit. La mise en œuvre de la révolution de l’éducation a entraîné une forte baisse des taux de redoublement, qui sont passés de 7,3 % en 2011 à 4 % en 2017 pour les garçons et de 4,8 % à 2,1 % pour les filles au cours de la même période. Les filles ont également un taux d’abandon plus faible dans l’enseignement primaire et secondaire.  Ce n’est que dans la participation à l’enseignement supérieur qu’une légère différence en faveur des hommes apparaît, avec 50,6 % de femmes contre 57,0 % d’étudiants hommes.

Genre et accès au marché du travail

Si les filles sont moins susceptibles d’être laissées pour compte dans l’éducation, les disparités entre les sexes sont omniprésentes sur le marché du travail. Dans de nombreuses régions du monde, les femmes gagnent toujours moins que les hommes, sont plus susceptibles d’être au chômage et de travailler dans des conditions précaires. Au Pérou, par exemple, le fait d’être une femme est fortement associé au fait d’être laissée pour compte dans le domaine du travail décent. Cela augmente la probabilité d’être NEET (pas en emploi, en études ou en formation) de 10,7 % et de travailler dans des conditions précaires de 12,4 %.

En Inde, la discrimination fondée sur le sexe peut être observée au niveau du foyer et du lieu de travail. Les pratiques informelles et les normes sociales jouent un rôle crucial dans la perpétuation de cette discrimination fondée sur le sexe, tant au foyer qu’au travail. Par exemple, les obstacles à l’éducation liés à la vie conjugale et à la maternité peuvent largement expliquer la décision des femmes indiennes de participer ou non au marché du travail.

Le cas du Sri Lanka dans le secteur textile illustre comment le genre, dans un contexte spécifique, peut être un facteur d’exclusion. Les femmes rurales vivant à proximité des zones franches d’exportation (ZFE) peuvent s’organiser collectivement, même pour les horaires de nuit. Grâce à la possibilité de s’adapter aux exigences de travail des grandes industries et en même temps de s’occuper des tâches domestiques, ces travailleuses rurales résidentes sont dans une bien meilleure position que les femmes migrantes.

La discrimination fondée sur le sexe ne touche pas toujours les femmes. Ainsi, dans le cas de la Bolivie, les jeunes hommes non-indigènes vivant dans les zones urbaines sont le groupe le plus souvent laissé pour compte. De même, au Pérou, selon le sujet, les garçons ou les filles sont marginalisés. Les garçons sont laissés pour compte en lecture alors que les filles ont bien plus de difficultés en mathématiques. D’où l’importance de disposer de données désagrégées pour affiner les analyses en tenant compte de multiples dimensions (rural/urbain, disparité régionale, ethnicité, etc.).

Bien que l’exclusion fondée sur le sexe soit largement répandue, elle ne produit pas toujours les mêmes résultats. Au Pérou, d’énormes progrès ont été réalisés pour réduire l’écart entre les genres. Cependant, ceux qui ont terminé leurs études ne peuvent pas toujours accéder à un emploi, ce qui souligne le fait que l’accès à l’éducation peut encore se traduire par un autre type d’exclusion d’opportunités. En Inde, même si des politiques sensibles à la question de genre sont en place, elles ne sont pas efficaces en raison des normes sociales et des pratiques culturelles qui placent les femmes dans des positions défavorables par rapport aux hommes.

Ce rapide aperçu souligne l’importance du contexte dans la compréhension des phénomènes d’exclusion, en général, et de la dimension de genre, en particulier. L’une des implications est d’éviter les interventions génériques “taille unique”. Ce qu’il faut, au contraire, c’est élaborer des politiques d’inclusion fondées sur une analyse contextuelle rigoureuse afin que les solutions soient appropriées et efficaces.